Espiritualidade, saúde integral e complexidade: faces e interface.

Abstract

We start from the idea that the human being is not dual - mind and body - but multidimensional. Edgar Morin is one of the great thinkers whose defenses have acquired great importance in the face of new demands for understanding and action arising from the problems surrounding the human being. In this sense, this study recognizes the importance of Edgar Morin's principles, specifically his understanding of the human, for a comprehensive understanding of health, as integral, at the Gestalt-therapeutic level. Edgar Morin's paradigm of complexity implies strong relationships between concepts involving brain-mind-spirit, which direct discourses and knowledge in a context of conscious and intentional relationships in favor of human well-being. Integral health proposes a radical change around social problems and overcomes the simplifying thinking that tends to equalize investigative knowledge and knowledge between things and people, in other words, between the social and the non-social, especially with regard to the conception of health today. The investigative itinerary, based on a qualitative, exploratory approach, was based on a problem with the following question: Is spirituality a constituent of human health? To this end, the concept of health, pathology, and the human in Morin and anthropological spirituality based on Francesc Torralba were analyzed. Based on Morin's epistemological assumptions, we found accesses that allowed us to assume human understanding, not as an identity, but as a participant in something common between humans, not as a supernatural or unnatural being, but as beings linked to life, to the earth, the earth to the sun and the sun to the cosmos, whose common destiny is to be born and to die, to suffer and to be able to be happy and whose foundation of religion is not salvation, but perdition, in other words, we are lost together, on the stage of uncertainties, doubts, searching together for possible, appropriate, and acceptable ways out of the natural agony of the dialogical imperative, in an agenda of the improbable and the necessary complementarity of contradictions, since complexity means not only that everything is connected to everything, but also that different things, beings, concepts should not be expelled when they meet each other. In Torralba, spirituality is understood as the full development of the person, not just in the individual sense, but collectively, in other words, every human being, whether they belong to a religious tradition or not, has a spirituality that allows them to be the protagonist and actor of their history, to guide their existence, to give meaning to their life, and to fulfill basic spiritual needs, such as happiness, integral well-being, and the enjoyment of the beauty of culture, from a perspective in which the personal good presumes the collective good. It is believed that this is what Gestalt therapy seeks, the integration of the person into the whole. In this way, spirituality can involve religious traditions centered on the belief in a higher power, but it can also involve a holistic belief in an individual's connection with others and with the world as a whole. Thus, this thesis argues that spirituality is not an addendum or a concept of various types of knowledge, but a constituent of the integral health of the human being. With this, we are not proposing that this study exhausts the possibilities for research on the question of the thesis proposed here, but, above all, it is intended to enable a critical reflection on spirituality and its new configurations in our current context, especially when it comes to the issue of health.

Partimos de la idea de que el ser humano no es dual -mente y cuerpo- sino multidimensional. Edgar Morin es uno de los grandes pensadores cuyas defensas han adquirido gran importancia ante las nuevas exigencias de comprensión y acción derivadas de los problemas que rodean al ser humano. En este sentido, este estudio reconoce la importancia de los principios de Edgar Morin, específicamente su comprensión de lo humano, para la comprensión de la compleja comprensión de la salud como integral, a nivel Gestalt-terapéutico. El paradigma de la complejidad de Edgar Morin implica fuertes relaciones entre conceptos que involucran cerebro-mente-espíritu, que dirigen discursos y conocimientos en un contexto de relaciones conscientes e intencionales a favor del bienestar humano. La salud integral propone un cambio radical en torno a los problemas sociales y supera el pensamiento simplificador que tiende a igualar el conocimiento investigativo y el conocimiento entre las cosas y las personas, es decir, entre lo social y lo no social, especialmente en lo que respecta al concepto de salud en la actualidad. El itinerario investigativo, basado en un abordaje cualitativo y exploratorio, partió de un problema con la siguiente pregunta: ¿Es la espiritualidad un constituyente de la salud humana? Para ello, se analizaron el concepto de salud, patología y lo humano en Morin y la espiritualidad antropológica a partir de Francesc Torralba. Partiendo de los presupuestos epistemológicos de Morin, encontramos accesos que nos permitieron asumir la comprensión de lo humano, no como una identidad, sino como partícipe de algo común entre los humanos, no como un ser sobrenatural o antinatural, sino como seres ligados a la vida, a la tierra, la tierra al sol y el sol al cosmos, cuyo destino común es nacer y morir, sufrir y poder ser felices y cuyo fundamento de la religión no es la salvación, sino la perdición, es decir, estamos perdidos juntos, en el escenario de las incertidumbres, de las dudas, buscando juntos salidas posibles, apropiadas y aceptables a la natural agonía del imperativo dialógico, en una agenda de lo improbable y de la necesaria complementariedad de las contradicciones, pues la complejidad significa no sólo que todo está conectado con todo, sino también que cosas, seres y conceptos diferentes no deben ser expulsados cuando se encuentran. En Torralba, la espiritualidad se entiende como el pleno desarrollo de la persona, no solo en sentido individual, sino colectivo, es decir, todo ser humano, pertenezca o no a una tradición religiosa, tiene una espiritualidad que le permite ser protagonista y actor de su historia, orientar su existencia, dar sentido a su vida y satisfacer necesidades espirituales básicas, como la felicidad, el bienestar integral y el disfrute de la belleza de la cultura, desde una perspectiva en la que el bien personal presume el bien colectivo. Se cree que esto es lo que busca la terapia Gestalt, la integración de la persona en el todo. De este modo, la espiritualidad puede implicar tradiciones religiosas centradas en la creencia en un poder superior, pero también puede implicar una creencia holística en la conexión del individuo con los demás y con el mundo en su conjunto. Así, esta tesis defiende que la espiritualidad no es un apéndice o un concepto de diversos tipos de conocimiento, sino un constituyente de la salud integral del ser humano. Con esto, no pretendemos que este estudio agote las posibilidades de investigación sobre la cuestión de la tesis aquí propuesta, pero, sobre todo, pretende posibilitar una reflexión crítica sobre la espiritualidad y sus nuevas configuraciones en nuestro contexto actual, especialmente cuando se trata de la cuestión de la salud.